LA CIUDAD Y LOS ANDROIDES: EL URBANISMO Y SUS PROFESIONALES ANTE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL GENERATIVA.  

Por Pablo Sanchez Chillon, Abogado Urbanista. International Speaker. Cities, Technology, Strategy and Governmental Advising].

“Los androides también se sienten solos. «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» (1968), Philip Dick.


[1] A modo de introducción.

Ciudades y androides.

Este es un artículo sobre Urbanismo, tecnología y preguntas pertinentes.

No soy un experto en la materia; acaso, un urbanista discreto con vocación de entender y asimilar la revolución científica que nos enfrenta todos los días a los hitos y el empuje de eso de lo que todos hablan y que se ha dado en llamar la Inteligencia Artificial Generativa y cuyo más conocido exponente hoy sea el notorio Chat-GPT.

A juzgar por la cantidad de impactos y opiniones que recibimos todos los días sobre la incidencia de la Inteligencia Artificial y el Machine Learning en casi todos los órdenes de la vida, del trabajo y hasta de nuestra regresiva condición humana (desde la verba inquietante de los agoreros a la estomagante euforia de los convertidos a esta nueva religión revelada) aun hay ciertas disciplinas, como la del diseño y la planificación urbana, en las que este nivel de reflexión sobre el impacto de la IA y el bombardeo sobre utilidades concretas para la profesión del urbanista siguen siendo escasas y discretas, aunque este estado de prístina inocencia y esquiva actitud de la profesión ante estas tecnologías, bien lo sabemos, no durará mucho tiempo.

El estado del arte de la IA y su penetración entre los diseñadores y muñidores de ciudades, especialmente de aquella que consideramos con carácter general como “generativa” y las nuevas habilidades que los urbanistas deberán adquirir y perfeccionar en los próximos tiempos, invitan a pensar en un contexto próximo en el que estos profesionales abrazarán, con naturalidad y criterio -como antes lo hicieran con la ofimática, el Aranzadi, Urban Analytics, Space Syntax o los Gemelos Digitales y mucho antes el AUtoCAD– esta (r)evolución tecnológica que ha de ayudarles (ayudarnos) a ensanchar y enriquecer su horizonte profesional.

Desde luego, en contra de la excepcionalidad del momento, se podrá argumentar -con razón- que todo equipo de planificadores integraba ya al freak de los datos, al que dejábamos enredar de vez en cuando; se podrá afirmar, también, que los datos, los flujos y hasta la modelización son herramientas que ya se han usado con cierta naturalidad y asiduidad por los profesionales del urbanismo, y estaremos de acuerdo. Pero lo que cambia ahora es la escala (enorme y accesible) del tratamiento y gestión de estos datos de la ciudad y su utilización para entrenar sistemas de aprendizaje inteligente que nos devuelven respuestas creativas y dinámicas, con inmediatez, a preguntas que antes se demoraban, se nos presentaban en modo fragmentario y bajo determinados procesos y formatos que las hacían incómodas, caras y escasamente útiles para el trabajo esencial del urbanista.

[2] El urbanismo actual como elogio involuntario de la lentitud.

Iniciamos, pues, un viaje estimulante hacia el futuro del diseño de nuestras ciudades y, acaso, no podemos quedarnos de brazos cruzados o limitarnos a eludir el elefante en la habitación, pues la Inteligencia Artificial va a impactar de lleno, si no lo está haciendo ya, en el día a día de la profesión y el desempeño del urbanista, sea este un actor privado, un servidor público o un pensador y divulgador alrededor del apasionante fenómeno de las ciudades y la vida urbana, una de las construcciones más extraordinarias de la Humanidad.

Avanzamos pues, pero, ¿de dónde venimos?

Durante años la planificación urbanística ha estado vinculada, entre nosotros, a una serie de inercias, husos y procesos de reflexión y análisis públicos de arco largo y lenta ejecutoria (convertidos, luego, no pocas veces, en una losa burocrática en forma de procedimientos administrativos engorrosos e informes sectoriales diversos que ahogan puntualmente el ímpetu, las ideas y la creatividad  de los profesionales del diseño de las ciudades), siendo normal -y socialmente aceptado- que, por ejemplo, un proceso de revisión y/o aprobación de un documento de Plan General (eso que en el sistema anglosajón se denomina Masterplan- convertido en la clave de bóveda y columna vertebral del urbanismo en nuestros municipios- pueda demorarse durante años y hasta décadas.

Las razones para esta ejecutoria lenta del urbanismo, para este elogio de la lentitud de la planificación urbana y sus resultados tangibles –casi equiparable, plásticamente, a la hipnotizante actividad del oso perezoso que sobrevive entre normas y burocracia, entre planos, instituciones, informes y parcelas de poder y ciertos sesgos administrativos- se justifican entre nosotros por cuestiones que van desde la pura vigencia de Marcos normativos de naturaleza procedimental, por razón de la ineficiente articulación e ineficacia de las distintas escalas gubernamentales con poder de decisión en materia de planificación urbanística (Ayuntamientos, Regiones, Estado, cuando procede) y, en especial, por la complejidad y diversidad de los recursos y materiales necesarios para impulsar y concluir -con toda la información y soporte documental posible y legalmente exigible- la revisión y aprobación de estos pesados instrumentos que son los Planes Generales (como ejemplo más señero entre nosotros del urbanismo convencional) y todo ello en un proceso costoso y caro en el que participan, además, múltiples y diversos profesionales de muy diversas índole y trastienda, no siempre integrados en equipos altamente coordinados, conectados (ni motivados, añado).

Sin embargo, y sin caer en la tentación del recurrente tópico ni en la eufórica generalización sobre el momento tecnológico actual, en el entendimiento de que el proceso es más bien evolutivo que estrictamente revolucionario- parece que todo está cambiando también para los planificadores urbanos y su forma de conducirse profesionalmente, abriendo la puerta a un momento de cuestionamiento de roles y contextos que oscila ya entre los grises páramos de la melancolía y la incertidumbre laboral hasta esos otros veneros más fértiles en los que impera la sensación de oportunidad y una actitud creativa y dinámica frente a los retos más desafiantes y estimulantes para los profesionales del urbanismo que nos regala la Inteligencia Artificial.

[3] Planes e instrumentos urbanísticos que nacen viejos y obsoletos.

Una de las primeras cosas que aprende hoy un urbanista es a moverse con agilidad y creatividad entre el urbanismo transitorio, eso que sucede entre un Plan General y el siguiente..

No existe una estadística fiable sobre la duración media de un proceso de redacción y aprobación de un instrumento de naturaleza urbanística (de PGOU para abajo) pero sí que existe la certeza entre los profesionales que nos dedicamos a la planificación urbana, solos o integrados en equipos multidisciplinares, de que este viaje es largo, tedioso y complejo.

Así, muchas veces tenemos la certeza de que el tiempo transcurrido entre el momento en el que se sientan las bases y los consensos políticos, jurídicos y técnicos para acometer este proceso de elaboración de un instrumento urbanístico y se encarga su redacción al equipo de profesionales es tan largo que la ciudad que pensamos y diseñamos y para la cual preparamos y producimos con ahínco y paciencia kilómetros cuadrados de planos, informes de todo tipo y voluminosas memorias y textos de normas y disposiciones urbanísticas, no se parece en nada a la ciudad que recibe, una década después, el resultado documental de nuestro trabajo, que nace ya viejo antes de tener oportunidad de ser aplicado a una realidad urbana que se ha transformado tozudamente fuera del papel, de los límites temporales del encargo profesional recibido y pese a nuestra inquebrantable labor como urbanistas dedicados.

En este sentido, a la sensación de onerosidad y rigidez de los procesos y trámites del urbanismo actual se une, como acabo de describir, la percepción para el profesional de la inevitable obsolescencia pre-programada de los instrumentos urbanísticos y que obliga a revisarlos y adaptarlos tan pronto como son aprobados, llenándolos -ay-de costurones, anotaciones al margen y enmiendas transaccionales, a la vez que se les facilita facilita unas muletas con las que ese Plan General, que empieza a caminar cargado de taras, deberá sostenerse, renqueante, durante la próxima década o más, que es el período de vida útil media que viene a disfrutar, por lo bajo, esta obra cumbre del pensamiento urbano aplicado y del trabajo del urbanista, con enorme incidencia en la vida de nuestras ciudades y comunidades urbanas.

Ante este diagnóstico y la oscuridad del contexto descrito, ¿puede la IA y otras tecnologías emergentes transformar la forma de entender y aplicar el talento y el esfuerzo de los profesionales del urbanismo?

[4] El conflicto de rol y la misión del profesional: el urbanista ante la IA generativa.

Vayamos con cierta cautela.

Uno diría que idear la ciudad del futuro cercano, diseñar y ejecutar lo planificado en contextos de cambios tan radicales como los que venimos sufriendo en los últimos años se nos presenta a los urbanistas como un trabajo cada vez más complejo y vulnerable, que requiere, sí o sí, de visiones diversas y del concurso de perfiles profesionales de distintos ámbitos y vocación de complementariedad a los que este momento extraordinario que empezamos a vivir al calor del rápido desarrollo y extensión a todas las disciplinas de estas tecnologías disruptivas (fundamentalmente, la IA) va a requerir unas habilidades, un conocimiento y familiaridad del urbanista con éstas de las que hoy – en líneas generales- no disponemos.

No sé trataría, en suma, de olvidar y desechar aquello que hay ya de bueno y original en nuestro trabajo sino de abrir bien los ojos, los oídos y los brazos para acoger y acomodar estas tecnologías e integrarlas como un recurso más en el día a día de nuestro desempeño profesional, en el entendimiento de que este complemento tecnológico va a informar (en el sentido de darle forma) nuestro trabajo y su resultado en forma de opiniones informadas en datos y modelos predictivos, soportes urbanísticos documentales dinámicos o dictámenes y conclusiones expresadas en Memorias y Planes debidamente enriquecidas por la integración de estas tecnologías en los procesos más convencionales de la urbanística como disciplina científica aplicada.

Además de una reflexión de pura competitividad y habilidades profesionales -las cosas de comer– , los desafíos tecnológicos que asoman ya por encima de los escritorios de nuestros despachos plantean otras cuestiones de mayor profundidad, que atañen a la falta de armonía de los procesos de planificación y diseño de las ciudades y a la propia conciencia del trabajo del profesional de la urbanística, pues estás realidades entran en conflicto con la capacidad resolutiva y la rapidez de las respuestas (cada vez más perfectas) que nos procura la Inteligencia Artificial Generativa frente al lento proceder del urbanismo más convencional hasta nuestros días.

De manera específica, la irrupción de herramientas, soluciones y apps cada vez más solventes –aplicaciones derivadas del omnímodo Chat-GPT aplicadas, adaptadas y enriquecidas para el ámbito del urbanismo y la planificación urbana– que son capaces de analizar enormes cantidades de datos vinculados a las ciudades y su realidad y cada vez más eficientes en el entrenamiento de esos Modelos de Lenguaje de Gran Escala (LLM) de los que aquéllas se nutren para darnos sus respuestas, nos ha traído un momento nuevo en el que, al menos, el concepto del tiempo, la conciencia del huso y escala cronológica en el proceso de reflexión y producción urbanística resulta cada vez más conflictivo para los profesionales del diseño y planificación de la ciudad, acostumbrados a trabajar –a largo plazo- como autómatas y piezas insertas en un circuito legal y administrativo cada vez más lento y retardatario que tolera el transcurso de meses y años para empezar a ver el resultado del trabajo de los urbanistas, en un entorno en el que la IA generativa, por contraste, está empezando a dar respuestas muy solventes a esos requerimientos profesionales en el dichoso tiempo real.

En efecto, y sin negar el valor de la pluralidad de fuentes de las que mana el saber de los expertos; sin restar valor a  la reflexión tranquila, la cogitación serena del profesional y lo que de original tiene la aportación del urbanista al proceso de planificación y diseño de las ciudades, sus usos, sus equipamientos y desarrollos (que nunca dejaré de reivindicar como una cualidad humana indispensable para el planificador en esta época de automatismos y uniformidad) y sin atreverme a plantear un escenario de ausencia de regulación y ciertos equilibrios normativos en todo este proceso (mal jurista sería, creo), esta creciente conflictividad entre los roles y el sentido del trabajo (eso que algunos llaman misión) de los profesionales del urbanismo y la ciudad y el resultado de su trabajo (mediatizado tantas veces por tantos intereses en juego), adquiere una dimensión cada vez más preocupante al evaluar el impacto de estas tecnologías aplicadas a la profesión y sobre todo, cuando descubrimos de lo que es capaz de hacer y producir, casi inmediatamente, la IA generativa allí donde antes se requería de cientos de horas de trabajo cualificado y del concurso de tantos profesionales.

En este sentido, el hecho de que una hora de trabajo y buenos prompts en la soledad de un despacho, puedan bastar para iniciar de manera ágil y solvente un proceso de reflexión orientada en el ámbito del urbanismo que acabe traduciéndose a documentos específicos de valor creciente;

La comprobación serena sobre la realidad de que el resultado de un buen diálogo con la herramienta tecnológica generativa pueda terminar igualando y hasta superando las respuestas y resultados (hoy aun no infalibles ni concluyentes, empero) de meses de trabajo de equipos multidisciplinares del urbanismo pone de manifiesto la naturaleza conflictiva de estos procesos para el profesional y la creciente incompatibilidad para casar el tiempo y la vigencia de estos procesos consuetudinariamente largos de articulación y/o revisión de instrumentos, como un Plan General, un Plan Parcial u otras herramientas de ese arte menor de la urbanística que es el de la gestión (Reparcelaciones, Programas, etc), con los resultados efectivos y el impacto de la IA generativa en el trabajo del planificador urbano, que ha destrozado -estrechándola-, también, nuestra propia percepción del tiempo como urbanistas, en un momento de necesaria adaptación al que esta profesión no es ajeno.

En el mismo orden conflictivo para los profesionales del urbanismo en este momento de cambio tecnológico, – y en este punto me remito a las consideraciones de tantos comentaristas informados que nos han obsequiado con sus interesantes reflexiones- se sitúa la cuestión sobre la ética y la gestión de los sesgos algorítmicos que puedan producirse como consecuencia del recurso del planificador urbano a esta IA generativa para el diseño de las ciudades y los instrumentos técnicos y jurídicos que lo sostienen, así como los riesgos ciertos de dar respuestas sesgadas y tramposas a los problemas de índole urbana a los que se enfrenta el profesional.

En este punto, y creo que en este tono y timbre cautelar no aporto nada al debate que no se haya dicho ya, parece irrenunciable para el profesional del urbanismo que recurre y recurrirá a la IA generativa esa función de alerta permanente y el mantenimiento de un irrenunciable espíritu crítico ante los recursos facilitados por la herramienta, y evitando – y en algún lugar he abordado de modo algo dramático este proceso- terminar cayendo en un círculo vicioso y empobrecedor para el urbanismo derivado de la uniformidad de las soluciones y la falta de originalidad y profundidad de las preguntas, que, en última instancia, terminaría por hacer que las ciudades pensadas por la IA fuesen, quizá, como esa comida de los aviones, tan indistinguible e insípida como irrelevante para nosotros.

En el terreno de la admonición y las cautelas alrededor de los riesgos (genéricos) de utilizar la IA en la ciudad, quizá el documento de referencia más solvente sea el Informe AI and Cities, elaborado por UN Hábitat, que analiza los riesgos asociados al uso de la IA en las ciudades según su fase de implementación, agrupados alrededor de las cuestiones de la transparencia, la manipulación tecnológica y la intimidad de las personas.

[5] Usos y utilidades concretas de la IA generativa en el ámbito de la planificación urbana.

Sentadas las reflexiones y asumidas estas premisas básicas ¿Hacia a donde apuntar como profesional en este ámbito de interacción creciente con la Inteligencia Artificial Generativa en el corto plazo? 

Sin vocación exhaustiva, tal vez, la utilidad – con sus actuales imperfecciones y carencias- de esta IA generativa para el urbanista se concrete en algunas de estas utilidades y procesos, que van actualizándose cada día al calor del trabajo de los desarrolladores y su talento y visión comercial:

5.1) Generación preliminar de diseños urbanos: el (buen) diseño es una de las claves y cualidades del trabajo del urbanista. En este sentido, los modelos generativos de IA pueden crear diseños urbanos basados en criterios específicos proporcionados por los planificadores, en su experiencia y en la calidad y foco de sus preguntas y planteamientos.

De igual manera, las herramientas de diseño generativo en tiempo real pueden ser utilizadas por el urbanista para experimentar con diferentes ideas y comprobar instantáneamente cómo estos productos y artefactos nacidos del trabajo híbrido del planificador y la herramienta tecnológica  afectan al entorno urbano objeto de estudio, anticipando reflexiones que antes requerían de tiempo y recursos. Es cierto que aun hoy todas las imágenes nacidas de la IA generativa en este ámbito guardan una cierta similitud y no pocas inconcreciones y patrones repetitivos, pero parece cosa de tiempo que estos glitchs sean superados por una tecnología generativa cada vez más eficiente y perfecta.

En todo caso, y esto es una constante en estos procesos de interacción del profesional con estas tecnologías, a mayor riqueza de las preguntas y más finura en las cuestiones planteadas desde la experiencia y la visión del profesional de la urbanística, mejores respuestas de la herramienta, también en el ámbito del diseño de ciudades, lo que permitiría explorar una amplia gama de opciones de diseño de manera rápida y eficiente, facilitando la generación de ideas coherentes y de soluciones innovadoras para la planificación urbana, la evaluación de alternativas y el aprendizaje de experiencias comparadas, con las salvedades ya planteadas y sin renunciar a esa originalidad tan humana que cualifica nuestros roles frente a los de las máquinas.

5.2) Optimización teórico-práctica de espacios y del territorio: la IA generativa puede ayudar a optimizar el uso del espacio urbano al considerar múltiples variables en los análisis que antes se nos presentaban de manera desagregada o parcialmente inconexa, en cuestiones esenciales para el analista urbano como la densidad de población, la accesibilidad, la movilidad, la sostenibilidad, la equidad y el acceso a recursos, servicios y suministros urbanos y hasta cuestiones referidas a la estética y la forma urbana percibida. 

De igual manera, un tratamiento eficiente de los datos de las bases disponibles (este es el verdadero caballo de batalla – más adelante hablaremos de los LLM) puede ayudar a entender y modelizar el funcionamiento y eficiencia, por ejemplo, de los equipamientos urbanos (cómo ha funcionado un consultorio médico en una zona, qué uso se hace de los parques o las salas comunitarias y centros sociales, qué dinámicas generan los espacios deportivos, qué afluencia y picos provocan los eventos culturales, musicales etc en torno a un determinado equipamiento público o privado) ayudando al profesional a proponer diseños urbanos y dotaciones más eficientes, más y funcionales y óptimamente situadas en el territorio de la ciudad que satisfagan las necesidades de la comunidad, en un proceso abierto y dinámico que se sitúa en las antípodas del urbanismo inflexible y rígido con el que tantas veces nos vemos obligados a trabajar.

5.3) Análisis de datos urbanos y simulación de escenarios: un urbanista sin datos no es más que otro príncipe desnudo, y pronto vendrá el niño que te lo haga notar.

Así, la IA generativa puede analizar grandes conjuntos de datos urbanos para identificar patrones y tendencias, ayudando a los planificadores a comprender mejor las dinámicas urbanas y a tomar decisiones fundamentadas en datos e información útil y veraz. 

Nadie nace enseñado, y desde luego, un decisor público prudente agradecerá (y con él, el interés general), si somos capaces de entregársela de forma entendible y práctica, una opinión específica que le ayude a tomar una buena decisión en materia de planificación urbana, huyendo del esoterismo y las consejas que no pocas veces se verifican en el seno de los gabinetes políticos, especialmente en los más endogámicos, arrogantes y aislados, a la hora de tomar determinadas decisiones.

De igual manera, mediante la generación de escenarios urbanos alternativos, la IA generativa puede ayudar a los planificadores a comprender mejor el impacto de diferentes decisiones en el entorno urbano, permitiendo plantear hipótesis y alentar el proceso de toma de decisiones informadas sobre políticas de desarrollo y planificación urbana. 

En este sentido, la integración de datos derivados, por ejemplo, del uso y la intensidad de la ocupación de, por ejemplo, los apartamentos turísticos de una determinadas zona de nuestras ciudades que ya nos facilitan las redes inteligentes de suministro de aguas y saneamiento, las recogidas de basuras etc pueden ayudarnos de manera efectiva a dimensionar y reforzar determinados servicios públicos e, incluso, a tomar decisiones bien informadas y justificadas en datos, con un alto impacto entre el público destinatario – tal vez restringir o potenciar esos usos terciarios vinculados al alojamiento temporal en una determinada zona- sin incurrir en prejuicios ni caer en errores ni vernos atrapados por los intereses de terceros. 

Del mismo modo, y por tratar de cosas concretas, la disposición de los equipamientos públicos en la trama urbana, el diseño y modelización de redes de transporte y suministros, la logística de última milla y hasta los niveles críticos de capacidad para atender determinados hitos y situaciones (cruceros, eventos, etc) pueden ser perfectamente simulados por los profesionales de la mano de esta IA generativa específicamente aplicada al urbanismo y el diseño de ciudades, combinándola con otras herramientas como el Strategic Foresight, del que hablaré en otro lugar.

5.4) Análisis comparativo automatizado, identificación de patrones urbanos y evaluación y proposición de soluciones de diseño y planificación urbana basadas en las mejores prácticas: analizo en este apartado algunas de las formas más específicas en las que la IA puede ayudar en la enseñanza de experiencias comparadas en el campo del urbanismo y la planificación urbana:

En cuanto al análisis comparativo automatizado, la IA puede analizar y comparar rápidamente múltiples casos de estudio de diferentes ciudades y territorios, identificando similitudes, diferencias y lecciones aprendidas. Al procesar grandes volúmenes de datos, la IA puede detectar patrones y tendencias que podrían no ser evidentes para los humanos ni estar en un rango de estudio asequible a su análisis, lo que facilita y acerca al profesional una comprensión más profunda de las experiencias comparadas.

En cuanto se refiere a la identificación de patrones urbanos, la IA puede encontrar y relacionar patrones en los datos urbanos del territorio en estudio y cotejarlos de manera inteligente con experiencias de urbanismo comparado, por ejemplo, en cuestiones referidas a tendencias de desarrollo y urbanización, áreas propensas a congestión o vigilancia, o, tal vez, zonas con necesidades específicas de infraestructuras y equipamientos. Al analizar estos patrones, la IA puede ayudar a identificar las mejores prácticas en el diseño urbano y la planificación urbana, destacando enfoques que han demostrado ser exitosos en diferentes contextos. 

Así, por original que sea la pregunta que nos hagamos, la solución que propongamos, con toda seguridad antes alguien se la habrá planteado en otro lugar y para otra ciudad, en términos válidos para su comparación y análisis por la herramienta tecnológica, ayudando al urbanista en este proceso.

Del mismo modo, otro tanto se puede subrayar de la utilidad de la IA en este campo del urbanismo comparado en relación con la identificación de mejores prácticas, aquello que ha funcionado y por qué en otras ciudades que puedan guardar relacion de escala con la que es objeto de nuestro estudio. 

Así, la IA puede encontrar las mejores prácticas en el diseño urbano y la planificación urbana, extrayendo conocimientos de una amplia gama de experiencias comparadas y destacando ejemplos relevantes para nuestro trabajo y aprendizaje como urbanistas.

En su virtud, al aplicar algoritmos de aprendizaje automático, la IA puede detectar correlaciones entre diferentes enfoques de planificación urbana y sus resultados. A modo de ejemplo, la IA puede examinar cómo ciertas estrategias de diseño urbano, como la creación de espacios verdes accesibles, están asociadas con una mejor calidad de vida o una mayor satisfacción del ciudadano. 

De igual manera, y no es una opción desdeñable para el urbanista en nuestros días, bajo ciertos parámetros propicios, la Inteligencia Artificial podría analizar cómo la implementación de políticas de transporte público eficientes se relaciona con una reducción del tráfico vehicular y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, la IA puede ayudar a contextualizar estas mejores prácticas al considerar factores como la densidad de población, el clima, la cultura local y la infraestructura existente, lo que permitiría a los profesionales del urbanismo y la planificación urbana comprender qué enfoques pueden ser más efectivos en diferentes contextos aplicados a su trabajo y la ciudad sobre la que operan.

5.5) Revitalización y maximización de resultados en los procesos de participación pública y ciudadana en urbanismo: La participación pública siempre ha sido uno de los talones de Aquiles del urbanismo contemporáneo, sea por su ausencia y preterición, sea por los sesgos y sobre-representación de algunos participantes (al final, siempre terminan participando los mismos que son, además, pocos, y no exentos, en ocasiones, de defender intereses distintos a los que exhiben prima facie).

En este contexto, es probable que la IA generativa ayude a cambiar enfoques, métodos y dinámicas participatorias, reforzando la implicación de la ciudadanía en estos procesos, el respaldo del público a determinadas decisiones y la profundización en ese sentimiento de pertenencia de la comunidad a la ciudad y sus dinámicas, que hoy tantas veces brilla por su ausencia. 

Así, la IA generativa puede, desde ayudar a personalizar de diseños y soluciones urbanas para satisfacer las necesidades y preferencias de la comunidad local hasta establecer procesos de participación ciudadana mediante herramientas interactivas que permitan a los residentes explorar y anticipar el resultado de sus reflexiones, enriqueciendo el proceso de aprobación de un instrumento urbanístico. 

De manera específica, tal vez, este proceso quede perfectamente redondeado y amplificado en su impacto y desarrollo con la creación de un chatbot basado en un motor que pueda interactuar con los ciudadanos para recopilar comentarios, responder preguntas comunes sobre proyectos urbanos, proporcionar información sobre reuniones públicas y procesos de toma de decisiones, y ofrecer opciones para participar en encuestas y consultas relacionadas con el urbanismo. Hoy, sin embargo, esta es una experiencia prácticamente inédito en nuestros municipios.

5.6) El fin del lenguaje inentendible de los iniciados en el rito de la planificación urbana y la muerte de la jerga inasequible del urbanismo: Uno de los principales reproches que los ciudadanos hacen de las leyes y el producto de la acción de gobierno es, en suma, que el lenguaje en el que se elaboran y publican es, muchas veces, difícil de comprender para el ciudadano medio. 

A esta crítica no escapa, tampoco, el Urbanismo, posiblemente una de las religiones para iniciados más crípticas, oscuras y excluyentes para el no experto, y que se ha mantenido como una de las características más genuinas de esta disciplina, con un extraño e incomprensible orgullo gremial reforzado por el uso de una jerga ininteligible con la que chocan, a diario, tantos ciudadanos en sus trámites de naturaleza urbanística ante un Ayuntamiento cualquiera (una licencia para reparar una fachada, la hazaña de pedir un contenedor de obra, una declaración responsable para una reforma, la apertura de un negocio etc).

Llegados a este punto, la IA generativa, sobre el trabajo de unos LLM bien entrenados, puede resultar extremadamente útil en el ámbito del urbanismo para generar documentos e instrumentos en un lenguaje entendible tanto para la ciudadanía en general como para los profesionales no expertos en cuestiones técnicas. En este campo, uno piensa en la simplificación del lenguaje, los formularios y los modelos, dado que los documentos de planificación urbana y los instrumentos legales suelen estar llenos de terminología técnica que puede resultar difícil de entender para el público en general.

La IA generativa puede ser entrenada de manera efectiva para simplificar este lenguaje técnico, traduciendo conceptos complejos en términos más accesibles y comprensibles para todos, entre otros, generando Resúmenes y Síntesis de documentos extensos de planificación urbana, destacando los puntos clave y las implicaciones más importantes de una manera clara y concisa, permitiendo que la información sea más digerible para aquellos que no tienen experiencia en el campo.

De igual manera, con la creación de materiales educativos a través de IA generativa bien conducida por las manos del urbanista, generando recursos sobre temas de planificación urbana, como infografías, folletos y videos explicativos, podcast etc, que pueden ser diseñados para educar al público sobre temas importantes relacionados con el desarrollo urbano de una manera accesible y fácil de entender.

Del mismo modo, y al margen de su utilidad en el caso de la participación ciudadana a la que ya hemos aludido al subrayar su papel como herramienta para fomentar experiencias útiles, claras y comprensibles de participación de calado más amplio y significativo en el campo del urbanismo, la presencia en nuestras ciudades y territorios de cada vez más población foránea de forma permanente (y esto es evidente en determinados territorios del Levante Español como comunidades de expatriados numerosas y no pocas veces encerradas en sí mismas y desconectadas de los procesos que suceden a su alrededor no obstante su condición de interesados) animaría a utilizar esta IA generativa para tareas conectadas con la traducción automatizada de documentos de planificación urbana a varios idiomas, lo que facilitaría la comprensión de la información por parte de comunidades multilingües y promovería su efectiva inclusión en los procesos y su participación, independientemente de su idioma nativo, fomentando su integración y sentimiento de pertenencia a una ciudad que cambia, se proyecta y se transforma.

5.7) Los LLM en la urbanística y su complementariedad con las herramientas del pensamiento prospectivo estratégico (Strategic Foresight): acaso sea este de los LLM uno de los campos más promisorios en los que el binomio urbanismo – IA generativa puede revelársenos en los próximos años.

En efecto, y para non connoisseurs, un LLM (Large Learning Model) o Modelo de Lenguaje de Gran Escala, es un tipo de modelo de inteligencia artificial diseñado para comprender y generar texto en lenguaje natural a una escala masiva. Estos modelos son entrenados utilizando grandes cantidades de datos textuales, lo que les permite capturar y aprender patrones complejos en el lenguaje humano, siendo capaces de realizar una variedad de tareas relacionadas con el procesamiento del lenguaje natural, como traducción automática, resumen de texto, respuesta a preguntas, generación de texto creativo y más (para entendernos, ChatGPT sería un LLM).

Así, la implementación de un sistema de generación de escenarios de desarrollo urbano que utilice LLM representaría, tal vez, una oportunidad única para avanzar en la planificación urbana hacia un enfoque integral y de naturaleza prospectiva, bien distinto de lo que está sucediendo hoy en nuestros municipios, en los que los equipos de gobierno, las delegaciones de Urbanismo y Planificación trabajan en un modo semi-automático y de respuesta estática a los problemas y retos futuros sobre la base de un marco regulatorio que prima más la burocracia que el pensamiento y la visión estratégica que siempre- al menos hasta que la híper-regulación ahogó a los Arquitectos, Ingenieros y Abogados entre trámites y documentos,- acompañó al buen diseño y la planificación de nuestras urbes. 

Al mismo tiempo, la integración del Strategic Foresight en este proceso añade una capa adicional de profundidad y robustez a la planificación urbana, muy útil para el planificador. Igual que está sucediendo ya en otros ámbitos de la gestión de lo público y la ejecutoria gubernamental creo que no estamos lejos de ese momento en el que las utilidades y herramientas que combinen datos geoespaciales, demográficos y de infraestructura con la capacidad predictiva de los LLM, puedan ayudar a nuestros Ayuntamientos a simular y proyectar una variedad de futuros urbanos posibles.

Los Gobiernos municipales deben aprender a evaluar el impacto de sus decisiones en este ámbito en la forma y solución urbana producida, en la provisión y dimensionamiento de los equipamientos (sean estos públicos o privados bajo las fórmulas de los denominados usos terciarios especiales), y, claro está, en la calidad de los espacios públicos, la sostenibilidad, ajuste y trazabilidad de las políticas públicas urbanas y las decisiones sobre planificación de las ciudades, con impacto consecuente en la calidad de vida de nuestros territorios, la equidad y la calidad de vida de los ciudadanos. 

En efecto, mediante el análisis sistemático de tendencias emergentes, identificación de riesgos y oportunidades, y exploración de futuros alternativos, el Strategic Foresight nos permite anticipar y prepararnos para los cambios disruptivos que podrían afectar a nuestras ciudades en las próximas décadas. Así, combinando la capacidad predictiva de los LLM con el enfoque prospectivo del Strategic Foresight, podemos desarrollar estrategias de desarrollo urbano más coherentes, adaptables y orientadas hacia el futuro, lo que nos permitiría como urbanistas no solo abordar los desafíos actuales de manera más efectiva, sino también prepararnos proactivamente para los desafíos y oportunidades que el futuro de las ciudades podría traer consigo.

De manera mucho más específica, entrenar un LLM con datos geoespaciales, datos demográficos, información sobre infraestructura existente y políticas urbanas podría resultar de enorme utilidad para el urbanista, utilizando el modelo para generar escenarios de desarrollo urbano y simular su impacto en áreas específicas, incluyendo cambios en la densidad de población, uso del suelo, movilidad y servicios públicos.

En el mismo sentido, y vista la imbricación de los trámites ambientales (preceptivos y previos a todo proceso de transformación urbanística y desarrollo territorial, en sus distintas intensidades) el profesional del urbanismo podría encontrar en estos LLM específicos entrenados con datos históricos determinadas utilidades en el ámbito de la denominada Evaluación del Impacto Ambiental (EIA), que ayuden a entender, respetar y salvar determinados proyectos frente a las vigentes y cada vez más complejas regulaciones ambientales y los criterios públicos empleados en su evaluación. Al final, la aspiración de generación automática -con sus matices- de estos complejos informes podría situarse como un elemento aspiracional concreto en la tarea de los equipos de urbanistas y expertos en ciudad, ahorrando trámites y tareas de baja productividad que nos permitan centrarnos en aquello que es importante y diferencial en nuestro trabajo.

5.8) La IA en la presentación, la divulgación y la comunicación del trabajo del urbanista: una de las utilidades más vistosas y operativas de la IA generativa al servicio del trabajo del urbanista se refiere a su enorme versatilidad en relación con la presentación y comunicación del trabajo del urbanista, una vez q este ha concluido o, igualmente, durante el proceso de elaboración de su trabajo y su relación con el cliente (el gobierno municipal o regional) y los múltiples stakeholders que intervienen en el proceso.

Así, la IA ofrece una manera eficiente, versátil y rentable de crear contenido visual atractivo y personalizado para una variedad de audiencias y plataformas, permitiendo al profesional del urbanismo comunicar sus ideas de manera efectiva mientras minimiza los costos asociados con la creación de materiales de comunicación.

Entre los beneficios notables de este recurso a la IA generativa por el urbanista en materia de comunicación cabe resaltar, en primer lugar, la eficiencia en la creación de contenido: la Inteligencia Artificial puede automatizar la generación de elementos visuales como vídeos, infografías y presentaciones, reduciendo significativamente el tiempo y esfuerzo requerido para crearlos manualmente.

De igual manera, esta eficiencia va de la mano con la capacidad de personalización escalable que proporciona la IA, pues los materiales generados pueden adaptarse fácilmente a diferentes audiencias y plataformas, permitiendo al urbanista crear contenido específico para cada contexto de comunicación sin aumentar los costos.

Además, la versatilidad en el diseño es otro aspecto destacado en este empleo de la IA generativa para la estrategia de comunicación de trabajo y resultados del urbanista. Así, las herramientas de IA generativa ofrecen una amplia gama de estilos y formatos creativos, del vídeo y el cartel, al post o el podcast, que han de permitir al profesional experimentar con diferentes enfoques visuales para comunicar sus ideas de manera efectiva.

En el mismo orden de cosas, un beneficio clave es la accesibilidad mejorada que ofrece el uso de IA. Al generar contenido visual y herramientas como podcast etc, el urbanista puede hacer que su trabajo sea más accesible para una variedad de audiencias, idiomas y momentos, incluidas las personas con discapacidades visuales que pueden beneficiarse, también, de descripciones de audio generadas automáticamente.

Finalmente, la rápida iteración y actualización son posibles gracias a la capacidad de generar contenido visual de forma rápida. Esto permite al urbanista ajustar y actualizar sus materiales de comunicación con facilidad, lo que es especialmente útil en entornos donde la información cambia con frecuencia y particularmente interesante para la elaboración automática de piezas de comunicación adaptadas a los distintos canales y, en especial, para las redes sociales.

[6] Algo está pasando.

Este diagnóstico nos enseña que, finalmente, vamos a dejar de pensar en la ciudad como elemento estático, como un artefacto para siempre, relativizando el valor y el alcance del proceso de planificación urbana y sus instrumentos (que deberán ser mucho más flexibles y dinámicos), rebajando el protagonismo de los profesionales y abarcando, como equipos multidisciplinares, mucha más información y herramientas de la mano de la tecnología.

¿Será la IA es capaz de diseñar mejores ciudades que los humanos? Desde luego, asistimos a un momento de transformación en la forma de entender y analizar las ciudades y el fenómeno urbano, y consecuentemente, en el modo de ensanchar y enriquecer nuestra profesión de urbanistas de la mano de las tecnologías que despliegan sus potencialidades ante nuestros ojos. La cuestión será a ver dónde llegamos.

Para unos pocos, como le sucede a esos androides del libro de Philip Dick cuya cita encabeza este artículo, la experiencia con la IA (o sin ella) será como esa hora de la soledad y del sueño con ovejas eléctricas. 

Para otros, los más dispuestos, un momento de oportunidad que aprovechar para ser mejores profesionales y urbanistas más eficientes, ágiles y sabios.

Para los más cínicos entre nosotros será, en fin, algo así como correr con lobos, pero sin que te muerdan. También nos vale.


Por Pablo Sanchez Chillon, Abogado Urbanista. International Speaker. Cities, Technology, Strategy and Governmental Advising].


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